Cuando les sentamos prematuramente, los peques van a necesitar sus manos para apoyarse en el suelo y no caerse y, por ende, no podrán utilizarlas en la manipulación de objetos y su experimentación tan necesaria e importante en estas edades.
Cuando esto sucede, nos está indicando que su cuerpo no está aún preparado para esta postura (a la que no ha llegado por sí mismo) y puede provocar posiciones corporales no correctas y totalmente dañinas para el desarrollo posterior físico del peque.
El secreto, por tanto, está en dejar que el niño llegue a todas las posiciones por sí mismo, por sí solo.
Desde el punto de vista del neurodesarrollo y la neuropedagogia, reptar, gatear, apoyarse sobre objetos, girarse, andar… son movimientos totalmente naturales; solo debemos observar y acompañar este proceso de desarrollo y aprendizaje del peque.