En cada familia se suele optar el estilo de crianza que se considere mejor, pero no siempre es acertado. Hay cuatro que suelen implementarse: autoritario, permisivo, negligente y democrático ¿Cuál es mejor?
Estilo autoritario
En este estilo de crianza las normas son de suma importancia y su cumplimiento debe respetarse, ante todo. No hay flexibilidad, los padres son estrictos y exigentes con el desenvolvimiento del niño extralimitándose en ocasiones.
Si las normas establecidas se violan, los castigos suelen ser un método común junto a la violencia física, sin escuchar opiniones de los descendientes o tener empatía alguna.
Como consecuencia, los niños en estas familias suelen tener baja autoestima y son sumisos o agresivos. Los vínculos afectivos familiares son poco sólidos o inexistentes y los hijos crecen como personas temerosas e inseguras.
Características:
• Alto: control y autoridad.
• Bajo: comunicación y afecto.
• No recomendable su implementación.
Estilo permisivo
Los padres permisivos son aquellos que nunca tienen un “no” por respuesta a la petición de sus niños, por lo que suelen complacer sus caprichos. Por otro lado, no hay normas establecidas o las pocas existentes no se cumplen realmente ni generan castigos.
La atención a las emociones y tranquilidad del niño es una gran prioridad, así que los padres terminan obedeciendo ante los hijos para conservar su “felicidad”.
Como resultado, los niños se convierten en personas dependientes que no saben afrontar los retos del día a día por sí solos. Tampoco respetan la autoridad, lo que genera que puedan presentar problemas en su desempeño académico y laboral a futuro.
Características:
• Alto: comunicación y afecto.
• Bajo: autoridad y control.
• No recomendable su implementación.
Estilo negligente
Este estilo de crianza puede reconocerse con mayor facilidad en aquellos casos donde el cuidado es ejercido por terceros, como suele ser los abuelos y tíos. Esto significa que los padres están ausentes y no hay interés de ningún tipo en participar en la formación del niño.
Los padres no muestran preocupación por el bienestar emocional de los niños. Tampoco imparten normas ni les importa el desenvolvimiento de los hijos en general. El estilo negligente genera que los descendientes crezcan con autoestima baja, poca empatía y escasa noción sobre las normas y su cumplimiento.
Características:
• Alto: ninguno.
• Bajo: comunicación, afecto, control y autoridad.
• No recomendable.
Estilo democrático
En estas familias se tiene preocupación por la formación de los hijos en todo sentido, por lo que los padres muestran disponibilidad ante situaciones emocionales positivas y negativas que puedan experimentar los niños. La comunicación siempre está disponible y es asertiva.
En cuanto a las normas, son establecidas con claridad teniendo en cuenta la opinión de los hijos. En caso de que se incumplan, se aplican castigos más saludables que no incluyan la violencia, pero sí lecciones que favorezcan la formación del niño.
Como consecuencia, se generan fuertes vínculos afectivos entre los miembros de la familia. Los niños tendrán una autoestima alta, serán empáticos y con capacidad de liderar.
Características:
• Alto: comunicación, afecto, control y autoridad.
• Bajo: ninguno.
• Recomendable su implementación.
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