Tu bebé es sensible a las estimulaciones externas desde los tres meses posteriores a su concepción, pero tú sentirás más sus reacciones a partir del 4 mes de gestación.
Puedes poner música cerca al vientre materno, de preferencia la de Mozart, pues se ha comprobado que tiene un gran estímulo sobre las conexiones neuronales.
Cuida de que la música no esté muy alta, recuerda que el bebé está en un medio acuoso que suele amplificar algunos sonidos, particularmente los más graves.
A partir del sexto mes, puedes utilizar además de la música, luces de colores, ya sea con una linterna a la que le intercambias papeles de colores o con algún juguete que no tenga sonido pero que emita algún cambio de luces y se pueda poner sobre el vientre.
Habla al bebé, explícale tus rutinas, cuéntale cuando estás bañándote o cocinando o cuando vas al trabajo, de esta forma, se habituará a los sonidos alrededor.
Con crema de manos, masajea suavemente el vientre materno, entre los seis y nueve meses notarás una respuesta inmediata del bebé que se moverá, siendo bastante notorio.
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