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El retraso madurativo… ¿Cómo saber si tu hijo lo tiene?

Cuando se habla del retraso madurativo, se hace referencia a un trastorno del desarrollo que pueden padecer los niños durante sus primeras etapas de crecimiento. Por lo general, si se descubre a tiempo, los niños pueden alcanzar un desarrollo normal siempre y cuando se sigan las indicaciones del especialista.
Este trastorno se manifiesta como un retraso en el curso normal del desarrollo de los niños, afectando su pensamiento, lenguaje, comunicación, motricidad y hasta el crecimiento. Por este motivo, los infantes que presentan un retraso madurativo tienen un nivel de desarrollo que no corresponde al de su edad.
Usualmente, el retraso se comienza a notar en los primeros años de vida, sin embargo, existen casos en los que se manifiesta alrededor de los dos o tres años. Por eso es muy importante conocer las señales de este trastorno del desarrollo, para así poder tratarlo a tiempo.

Señales que alertan sobre el retraso madurativo

En el primer año del bebé:
Comienza a gatear después de los 12 meses o incluso más tarde.
Balbucea sus primeras palabras al año o incluso más tarde.
No manifiesta un interés por enseñar sus juguetes o las cosas que llaman su atención.
Cuando lo llaman por su nombre o le muestran objetos que deberían despertar su atención, no reacciona a esto.
No reconoce los sonidos familiares, como por ejemplo la voz de sus cuidadores.
Se nota desinteresado hacia los juegos y los juguetes.
No puede imitar acciones, sonidos o ritmos sencillos.

Desde el segundo año del bebé:
Mientras los demás niños de su misma edad caminan, él apenas está comenzando a dar sus primeros pasos.
Se le dificulta integrarse con los niños de su edad para jugar o hacer cualquier otra actividad.
No identifica dibujos, objetos o fotos de personas cercanas.
El desarrollo de su imaginación es primitivo, por lo que manifiesta un desinterés hacia los juegos creativos.
Se desconcentra con facilidad.
Se le hace difícil seguir normas sencillas y órdenes que involucren más de una ejecución.
Su vocabulario es muy limitado.
Con frecuencia no expresa cómo se siente emocional ni físicamente.
Su periodo de concentración es de solo 10 minutos.
No puede ir más allá de la función del juguete, es decir, si está jugando con un carrito solo lo va a mover, pero no va a asociarlo, por ejemplo, a que sirve para llevar a personas.

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Conocer estas señalas te va a permitir reconocerlas en tu bebé y consultar con un especialista a tiempo. Por supuesto es alarmante, pero ten en cuenta que si tu hijo recibe los estímulos en el momento indicado, podrá alcanzar un desarrollo normal.

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