Posiblemente has visto a tu pequeño llevar a todos lados un juguete o pañito en específico, se trata del objeto de apego. Y podrás comprobarlo al darte cuenta que no lo suelta sin importar que se ensucie o dañe. Pero, ¿Por qué lo hace? ¿debes preocuparte? Te aclaramos todas estas dudas sobre el fiel acompañante de tu niño.
¿Qué es y por qué sucede esto?
El objeto de apego, como su nombre lo indica, es un artículo que es especial para el niño. De hecho, su nivel de importancia es tan alto que de alguna manera este representa a la propia progenitora, lo cual, ocasiona que se cree ese vínculo afectivo con el objeto al otorgarle al bebé cierta seguridad.
El resultado es un acompañante prácticamente permanente en toda actividad diaria del pequeño, especialmente cuando hay situaciones que son de mayor desafío para el niño como el momento de dormir.
Entonces, ¿Qué puede convertirse en un objeto de apego? Puede tratarse de cualquier elemento tangible como un peluche, un trapo, algún juguete o, de hecho, una pertenencia de la madre. Aunque algunas personas también meten en este grupo ciertos hábitos como chuparse el dedo.
¿Es positivo o negativo?
Para algunos padres, la presencia del objeto de apego causa preocupación. Pero hay que entender que es algo normal que a veces ocurre y otras no, ambas son aceptables. Es un elemento más del proceso transicional del niño en su crecimiento y, por lo tanto, es temporal.
Suele aparecer pronto, a los 4 meses de edad aproximadamente y permanece hasta los 4 años de edad por lo general. Surge como una reacción natural ante el proceso de desapego de la madre. Es decir, que al comienzo, su progenitora y el objeto de apego son lo mismo a su percepción.
Cuando el niño va creciendo y sucede la normal e inevitable separación madre – hijo, el pequeño recurre al objeto de apego para consolarse, otorgándole la sensación confortable que le ofrecía antes con mayor frecuencia los brazos de la madre.
No obstante, hay que recalcar que esta separación es necesaria para el desarrollo del niño. De hecho, el objeto de apego se convierte en un paso hacia la independencia, impulsándolo incluso a la interacción con otras personas de su entorno.
¿Cómo tratar al objeto de apego?
Quizá no te agrade mucho el objeto de apego que tu hijo escogió: el oso de peluche que le falta un ojo y tiene una mancha que no se quita con nada. Pero debes saber que es su elección y es necesario que la respetes, no puedes decidir por él, ya que este vínculo afectivo es únicamente creado y validado por el propio bebé.
Sin embargo, puedes ayudarle a cuidarlo con suavidad, sin necesidad de prohibirle su uso o tenerlo siempre de compañía.
Así que teniendo esto en cuenta, debes procurar lavarlo ocasionalmente, porque es probable que termine muy sucio al estar expuesto a comida, polvo e incluso a las propias babas del bebé. Por ende, puedes higienizarlo lo suficiente para quitar la suciedad sin tener que hacerlo a fondo.

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