En un mundo que va deprisa y que además está sobrecargado de estímulos, los niños pueden ver sobrepasada su capacidad de concentrarse, entonces ¿Cómo recuperar ese estado de calma y conexión con lo que les rodea? ¡Te damos tres sencillas claves para lograrlo!
No sobrecargues a tu hijo con actividades
Recuerda que tu hijo es precisamente un niño y que necesita tiempo para la recreación, pero también para aburrirse. Te parecerá muy extraño, pero, el tiempo en el que tu hijo no tiene nada para hacer le permite algo sumamente importante: concentrarse y poner a funcionar la maquinaria de la imaginación y la creatividad que son indispensables para el desarrollo integral de un niño.
Seguramente recordarás que tus mejores juegos de niño se desarrollaban sin tantos juguetes… solo necesitabas los muebles de la sala y algo de imaginación para convertirte en un arqueólogo, un médico, un contrabandista o un superhéroe, así que no pongas tantos cursos y tareas a tu hijo, déjalo ser un niño.
Permite un espacio para que tu hijo pueda conectar con el entorno
Debes facilitar espacios para que exista una conexión entre tu hijo y tú. Una buena forma de conseguirlos es aprovechar algunas actividades diarias para dialogar, por ejemplo, durante la cena, mientras lavas la ropa o cuando doblas ropa para guardarla en el armario, pero si puedes, dedícale un tiempo únicamente para él, de tal forma que puedan intercambiar experiencias y anécdotas en las que el niño pueda involucrarse y dialogar contigo de forma natural.

Una educación respetuosa
La autodisciplina positiva es una magnífica forma de lograr mejorar la atención de los niños, desde un estado de calma a un punto de máxima conexión y concentración. Fomenta actividades en familia como salir a caminar juntos, jugar en casa, utilizar juegos de construcción, etc. Y respeta los procesos de tu hijo, permitiéndole espacios para que desarrolle su etapa infantil.
Recuerda que es un pequeño, y que debe aprender reglas, normas, comportamientos, que se equivocará en ocasiones, así que corrígelo con amor, ¡Si tu no lo sabes todo, imagínate tu bebé!
Eso sí, debes ser una figura firme, no manipulable, pero ten en cuenta que las correcciones deben ser inmediatas y proporcionales a la falta.
No trates a tu pequeño como un adulto, pero tampoco dejes que haga lo que quiera. Pon límites. De hecho, el siempre estará buscando hasta que límite llegas, así que no dejes que te falte al respeto. Corregir a tiempo, con educación y respeto es muy importante.
Una educación respetuosa, amorosa, adecuada, hará que tu hijo crezca como un ser de bien, armonioso y con inteligencia emocional.
Brinda siempre un abrazo, un respaldo, una palabra de aliento y tu hijo aprenderá a actuar desde la calma. Permítele la oportunidad de participar en algunas decisiones, y de aconsejarte de vez en cuando, los niños tienen una percepción diferente del mundo, también cierta sabiduría que merece ser escuchada.
Oye a tu bebé, apóyalo y corrígelo, para que tu hijo actúe desde la calma, ¡verás resultados rápidamente!

¿Te gusta? Comparte:
- Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Pinterest (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Telegram (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)
Deja un comentario